lunes, 3 de agosto de 2009

Rechazo del Proyecto de Uniones de Hecho




Carlos Leiva Villagrán

El miércoles 17 de junio, El Mercurio publicó en su portada una fotografía del obispo Fernando Chomalí, como autor de la Frase del Día: "Darles estatuto jurídico a las uniones de hecho lo único que logra es empobrecer el matrimonio como siempre se ha entendido y que tan bien expresado está en el Código Civil". En la tarde de ese mismo día, la Comisión de Familia de la Cámara de Diputados, por 8 votos contra 3, rechazó legislar sobre regulación de uniones de hecho en Chile, una moción parlamentaria presentada hace un tiempo por los diputados Enrique Accorsi, Ramón Farías, Adriana Muñoz, Laura Soto y Ximena Vidal.
Ilustrativo ejemplo de la forma en que la Iglesia Católica y el diario El Mercurio operan como poderes de facto con incidencia en las decisiones públicas haciendo que la separación del Estado de la Iglesia sea una formalidad sin correlato en la práctica. En realidad, la frase no era del día. El obispo Chomalí había participado como invitado en la Comisión Familia dos semanas antes, el miércoles 3 de junio. Pero la publicación de las palabras no es dejada al azar, ni por la Iglesia ni por el periódico que ejerce su vocería. La noticia, se suele decir, además de veraz, debe ser oportuna. Se podría pensar que la mejor oportunidad sería la edición más próxima al momento en que las opiniones fueron emitidas. Pues no. La mejor oportunidad de publicación es cuando más puede influir en la decisión política. El día en que los diputados de la Comisión Familia debían votar el proyecto, esto es 2 semanas después de la presencia en ella del Obispo Chomalí, fue el momento adecuado estimado por la Iglesia y por El Mercurio para transformar sus palabras en la Frase del Día, y hacer que los diputados de la Comisión, al tomar el diario por la mañana, recordaran con la imagen del pastor en la primera página del cuerpo A cómo tenían que votar en la tarde.
La votación por el rechazo de legislar fue de 8 contra 3. Los diputados asistentes y votantes en esa ocasión fueron Ramón Barros (UDI), Sergio Bobadilla (UDI), Marcelo Schilling (PS), María Angélica Cristi (UDI), Carlos Abel Jarpa (PRSD), José Antonio Kast (UDI), Adriana Muñoz (PPD), Jorge Sabag (PDC), Nicolás Monckeberg (RN), Carlos Olivares (PRI) y Gustavo Cardemil(RN). No tengo información de cómo votó cada uno, pero es presumible. Si alguna duda había en alguno antes de votar, de lo cual en todo caso dudo, la Iglesia y El Mercurio operaron oportunamente dejando caer el peso de su opinión magisterial.
La influencia clerical que desvirtúa la laicidad del Estado queda de manifiesto además por la sola decisión de invitar a exponer en la Comisión a un clérigo, en representación de la Conferencia Episcopal de Chile. Resulta extremadamente insultante para la ciudadanía, que democráticamente entrega las decisiones públicas a un conjunto de representantes, para que deliberativa y argumentativamente adopten decisiones de valor público que, llegado el momento, éstos recurran a personeros cuya opinión está absolutamente fundada en la revelación y el dogma, y que por esta vía sean el misterio y la irrazonabilidad el fundamento de la legislación que rige a nuestros ciudadanos, especialmente en aquellas materias en que la Iglesia se siente llamada a opinar. La Comisión se permite un abuso con los ciudadanos al violar con actos como éste la pretendida y proclamada laicidad del Estado.
Se puede encontrar en Internet un artículo "Familia y Uniones de Hecho" del cardenal Dionigi Tettamanzi, uno de los fallidos candidatos al Papado a la muerte de Juan Pablo II, donde en el contexto de este tema señala: "Ciertamente, el cristiano tiene una visión del matrimonio y de la familia que deriva de la palabra de Dios y de la enseñanza de la Iglesia, y que lo lleva a reconocer en el matrimonio de los bautizados un sacramento, un signo y un lugar de la salvación de Jesucristo". La posición de la Iglesia, que es la que lleva el obispo Chomalí al Parlamento, y que es acogida por la mayoría de diputados de la Comisión Familia, tiene por tanto su fuente en una revelación de la palabra de Dios, que ha sido confiada a la Iglesia para que la enseñe.
El obispo Chomalí expresó que reconocer legalmente las uniones de hecho empobrece el matrimonio y elogió la definición del matrimonio de nuestro Código Civil, sin un asomo de pudor o reminiscencia ante el hecho de que la Iglesia Católica chilena fue la más fervorosa enemiga de la Ley de Matrimonio Civil en 1884, a la que resistió durante varios años hasta que finalmente, agobiada por las consecuencias que tal rechazo tenía para sus fieles, en la herencia y en la legitimidad de los hijos, la aceptó como un mal menor.
Cuando la diputada María Angélica Cristi (UDI), presidenta de la Comisión Familia, explicó a la prensa el rechazo a legislar para el reconocimiento de las uniones de hecho, señaló que la idea de que se aprobara este proyecto significaba para muchos exponentes, debilitar la institución del matrimonio. Sólo cambió la expresión "empobrecer" del obispo Chomalí por "debilitar". La decisión de la Comisión Familia tan sólo se había limitado a traducir la voluntad clerical.
El clericalismo continúa vigente en Chile, y ejerce su solapada influencia a través de las posiciones de poder social, económico y político que ocupan personajes e instituciones afines a la Iglesia, que profitan, junto con ella, del statu quo y de su correspondiente y anacrónica legalidad valórica.