martes, 20 de abril de 2010

EL LAICISMO NO MUERE, PERO AGONIZA


Danny Gonzalo Monsálvez Araneda

La triunfo de Sebastián Piñera y la derecha política y económica de este país no debe verse sólo como una victoria político-electoral, circunscrita a números y porcentajes, sino que al mismo tiempo es un triunfo “ideológico” de una determinada forma de ver y proyectar la sociedad y el ser humano. Ya lo decía, el destacado intelectual Antonio Gramsci, que el dominio no es sólo por la violencia o la fuerza sino que el grupo dominante hace aceptar voluntariamente a otros grupos todo un sistema de valores y creencias que apoyan el orden establecido. En ese sentido el éxito de la derecha en Chile y su propuesta hegemónica, es al mismo tiempo, un fuerte golpe (otro más) a los postulados laicistas de nuestro país.
Al respecto tres aspectos puntuales grafican lo señalado anteriormente. La educación variable fundamental en el desarrollo de toda sociedad ha sido entregada a la UDI, específicamente a Joaquín Lavín, personaje estrechamente ligado al Opus Dei, lo cual conlleva una particular y especial concepción de la vida, el hombre y la sociedad. Es decir, abrazar la cruzada y el mensaje de Escrivá de Balaguer, significa situarse dentro de los sectores más tradicionales y conservadores del catolicismo y al mismo tiempo defender a ultranza “La Verdad”; deslegitimando todo atisbo de “relativismo” o cuestionamiento a los centros divinos de poder. En segundo lugar, la mayoría de los Ministros de Estado, provienen de la Universidad Católica y otros tantos ejercen profesionalmente en Universidades a fines al mundo privado, con lo cual los centros académicos laicos y estatales como la Universidad de Chile, la Universidad de Concepción y la Universidad de Santiago han quedado relegadas a un segundo y tercer plano en cuanto al aporte de sus académicos al nuevo gobierno. En tercer lugar, los medios de comunicación, en su gran mayoría están circunscritos a la derecha económica y conservadora de este país, a lo cual ahora se agrega diario La Nación y TVN. En una sociedad como la nuestra donde los medios de comunicación se han ido concentrando (monopolizando) cada vez más, estos casos vienen a agudizar las imperfecciones que tiene esta democracia electoral. A lo anterior se suman otra variable no menores, la farandulización (banalización) y “evangelización” de los medios. Lo trivial y mediático; aquello que vende y trae dividendos económicos destaca por sobre lo que haga pensar, reflexionar o cuestionar. En el caso de la “evangelización de los medios”, el mundo de la religión evangélica ha conquistado progresivamente espacios radiales o bien adquiriendo radios y canales de televisión para llegar a una mayor audiencia, desplegar su proselitismo y transmitir su mensaje de salvación.
De esta forma, la educación, los medios de comunicación, la religión y obviamente el marco institucional van perfilando su hegemonía no sólo política y económica, sino que cultural, intelectual y moral conforme a ella y al grupo dominante.
Entrado el siglo XXI y con este panorama, las ideas laicistas a lo más se mantienen circunscritas al "voluntarismo" y "empeño" de uno que otro sujeto, grupo o movimiento que intenta mantenerlas con oxígeno y respirador artificial para darle algo vida; sin embargo, como estructura, sistematizadas, como cuerpo de ideas fuerza, no se perciben en la tarea de impulsar fuertemente temas de discusión y debate en el ámbito nacional.
La lucha para no dejar morir el laicismo y la "batalla de ideas" es y será en esta coyuntura un trabajo arduo y de largo plazo, ya que además hay que lidiar con la apatía, el desinterés y el analfabetismo cívico de la población. Lo anterior, obviamente muy funcional al modelo de sociedad que nos venden día tras día. Es por ello que el debate debe darse en todos los ámbitos: universidades, medios de comunicación, partidos políticos, movimientos sociales, ONG, ciudadanía etc.,
El laicismo que histórica y valóricamente ha sido muy importante desde su aparición, no puede dejarse morir; sin embargo, creemos que agoniza o tal vez "pulula" y eso puede ser un punto de inflexión, bien para retomarlo y darle un impulso revitalizador ante la adversidad o definitivamente dejarlo que "vejete" eternamente.
Finalmente, volvemos a reiterar aquella idea que hemos planteado por escrito y en conversaciones, creemos que los laicistas tienen la responsabilidad y el compromiso de apostar por instalar temas en el tapete de la discusión tanto desde la academia como a nivel ciudadano. Por ejemplo, que tipo de democracia queremos construir, participación y derechos ciudadanos, gobernanza local, formación ciudadana, vínculos entre política-religión-negocios, concentración y pluralismo en los medios de comunicación, etc. Sólo de esta forma, promoviendo el debate, la contraposición de ideas y el análisis crítico, el laicismo y los laicistas se transformarán en referentes activo en el plano social, cultural y político.

domingo, 18 de abril de 2010

LAICISTAS DE "SEAMOS MAS" EN ACCION



Hernán Saavedra A.


En Seamos Más tenemos muchos motivos de orgullo, ya que estamos al pie del cañón y en primera linea de batalla, desarrollando un activismo laicista comprometido con los valores que nos son tan cercanos.
La catástrofe nos ha permitido, desde pocos días después del terremoto, hacer carne y transformar en acción los ideales que muchos hemos declarado.
Uno de los principales factores que ha permitido lo anterior es contar en nuestra organización con seres humanos de excepción, que han estado actuando incansablemente (de verdad, no sólo en las bellas palabras) en distintos frentes, desde pocos días después del 27 de febrero, en una muestra de consecuencia y compromiso con nuestro discurso: Caleta Tubul, Barrio Norte, Dichato, Coliumo, caleta Los Morros, Santa Clara, la Red Odontológica Solidaria, las familias de los alumnos más vulnerables y afectados del CEAT, la red de apoyo legal gratuito son sólo algunas de las iniciativas que han (y nos han) demostrado que sin plata ni medios pero con voluntad poderosa y convicciones profundas y arraigadas TODO se puede.
La última acción fue desarrollada entre el sábado 10 y el martes 13 de abril, derivada de la generación y articulación de una donación de 21 tons. (¡21.000 litros!) de desinfectante Kasalimpia, por la empresa local Ingerquímica.
Esta es una donación relevante, sobretodo considerando las condiciones de insalubridad existentes en los campamentos.
Con ayuda de la comunidad, fuimos en apoyo de las localidades costeras arrasadas por el maremoto: Dichato, Coliumo y la comuna de Talcahuano.
En una gigantesca muestra de voluntades mancomunadas, que unió a empresarios, trabajadores de empresas locales, transportistas, la Armada y funcionarios municipales y gracias a los incansables voluntarios del Seamos Más, esos 21.000 litros fueron distribuidos personalizadamente en más de 20 campamentos y albergues y además dejamos instalados containers fijos en la Posta de Dichato, en el campamento nª2 de Coliumo y en la Junta de Vecinos de Los Morros de Coliumo, para que los lugareños que lo necesiten se acerquen a retirar esta donación gratuita.
Parte importante de la donación se coordinó con los dirigentes del Mercado Central de Talcahuano, en reconstrucción, fuente de trabajo para más de 100 familias, donde se dejaron 8.000 litros del desinfectante para ser utilizados en la sanitización del recinto.
Me permito enviar este pequeño resumen, dado que estimo muy importante que estas actividades sean conocidas, para que sirvan como ejemplo y aliciente, pero también como reconocimiento y agradecimiento a aquellos que no tienen la cobertura mediática ni la figuración pública, muchos particulares y personas que han actuado sin articularse en ninguna organización y que han demostrado con su accionar que el espíritu de solidaridad está vivo en muchos más que los que creemos y que podemos apreciar.
En esta oportunidad, esta actividad se vió beneficiada con prensa y televisión, apareciendo en diversos medios locales y en Canal 9 regional. Quizás la nota más "vistosa" fue esta, publicada en La Cuarta:
http://www.lacuarta.cl/noticias/cronica/2010/04/63-71732-9-en-talcahuano-fumigan-hasta-al-epidemia.shtml

LOS VALORES LAICOS


Los laicos desean una sociedad donde cada uno dirija su propia vida. Ellos no tienen un jefe ni un "texto sagrado".

1) El libre examen.
El libre examen es el rechazo a todo dogmatismo y la defensa al derecho a la libertad de conciencia. Se trata de una tarea exigente, ya que examinar libremente las cosas impone cuestionarse todas las ideas recibidas.

2) La Tolerancia.
La tolerancia es una actitud de apertura y de respeto al otro. Pero ello no significa que debe admitirse cualquier idea. El odio y el desprecio, por ejemplo, deben ser combatidos. No cabe aquí la tolerancia.

3) La Ciudadanía.
Los laicos, como individuos autónomos y responsables, deben lógicamente participar en la vida social y política de sus comunidades.

4) El Respeto de la Diversidad.
La diversidad debe respetarse, bajo la condición de que no se lesionen los derechos de las personas ni sus particulares diferencias, enriqueciendo así la vida en común.

5) La Solidaridad.
En una sociedad solidaria, donde cada uno es responsable, es susceptible el desarrollo de todos.

6) La Democracia.
Para ser democrática una sociedad debe respetar los valores laicos de autonomía individual y de igualdad de derechos. El respeto, entonces, a los derechos humanos y la libertad de pensamiento es esencial.

7) Las Actitudes Laicas.
Los valores laicos deben traducirse en acciones concretas. El laico combate toda censura y discriminación:
Pero, el respeto a las personas no impone necesariamente el respeto a sus ideas.

8) Los Derechos Humanos.
Los derechos humanos y el laicismo están ligados. Afirman, entre otras cosas, el derecho de resistirse a la dictadura, el derecho a la libertad de conciencia y de expresión. La conquista de los derechos humanos ha sido progresiva y aún no termina.

9) El Humanismo.
El humanismo, que es la esencia del laicismo, tiene por objeto el desarrollo del hombre. Garantiza el derecho a la diferencia y a la coexistencia pacífica entre los hombres, ya que defiende los derechos fundamentales de cada ser humano. El humanismo se opone entonces a la actitud, a veces violenta, de aquellos que afirman ser poseedores de la verdad.

viernes, 9 de abril de 2010

RECONSTRUIR O CONSTRUIR MÁS PODER.


Sebastián Jans


La gran tarea de reconstruir Chile, luego del desastre provocado por el terremoto y tsunami del 27 de febrero pasado (TT27F), plantea desafíos que pasan necesariamente por la concepción de país que las autoridades políticas y los distintos sectores nacionales tienen que dimensionar, en el contexto de la confluencia de los distintos sectores del país representados en el Congreso Nacional.
Una de las invocaciones de la autoridad de gobierno, ha sido llamar a la unidad nacional para enfrentar la reconstrucción de las regiones devastadas por el TT27F. Los partidos de oposición han prometido la máxima colaboración con ese fin. La ciudadanía vería con particular interés el que haya efectivamente un acuerdo de las distintas fuerzas políticas, entre gobierno y oposición, para confluir hacia una idea de reconstrucción, en la medida que ella exprese el interés objetivo del país.
Sin embargo, el interés objetivo del país no significa el interés sectorial, sea político, empresarial o de determinados grupos de interés. El interés del país se expresa en la confluencia de las distintas visiones, de las distintas miradas que observan e interpretan la idea de comunidad nacional. Reconstruir las regiones afectadas no pasa por la mirada unilateral sino por la comprensión que en esas zonas hay una diversidad de afectados y de expresiones vivas de la comunidad, que deben tener protagonismo en el proceso de reconstrucción material y espiritual.
Señalo este criterio a partir de que ha trascendido que, a nivel del Ministerio de Hacienda, se está estudiando una reforma a las normas de donaciones y que busca “perfeccionar la Ley 16.282”. La reforma pretende canalizar las donaciones de empresas hacia proyectos específicos de carácter privado o a un Fondo de Reconstrucción Nacional, montos que permitirían posteriormente exenciones tributarias.
La experiencia que muestran las actuales leyes de donaciones señala que estas han sido extraordinariamente beneficiosas para robustecer proyectos de clara unilateralidad y predominio de una absoluta unidireccionalidad, cuando no para estimular el éxito de la industria de la beneficencia, claramente identificable en el plano del horizonte ideológico de nuestro país.
Al estudiar la eventual reforma por parte del Ministerio de Hacienda, se ha optado por la consejería de la Comunidad de Organizaciones Solidarias, que agrupa a lo más específico de la industria de la beneficencia, y que controlan la más pingüe tajada de la donaciones nacionales e internacionales, y que se apresta al manejo de los millones de dólares que la reforma provocaría, en tanto se plantee orientada a proyectos específicos de naturaleza privada. Dentro de esa Comunidad hay dos o tres organizaciones que escapan a un mismo molde y a una misma hechura, y que presentan una comprensión distinta de esta suerte de institucionalidad benefactora, que maneja ingentes recursos. Los demás responden a una misma perspectiva del hacer industria benéfica y de canalización de recursos.
Tal orientación de la reforma permitiría un uso discrecional de los recursos, lejos de todo control de las instancias que garantizan que los esfuerzos de carácter nacional, tengan efectivamente una naturaleza y un propósito nacional.
Hoy, las contribuciones de empresas a proyectos privados, vía las leyes de donaciones con extensiones tributarias, son una caja negra que ha favorecido proyectos específicos de predominios de clara identificación corporativa, a cuesta de descuentos que habrían tenido fines más de auténtico carácter nacional, si se hubiesen canalizado como impuestos a través del Estado.
Tras el propósito de la reforma en acelerado estudio, se manifiesta la misma pretensión de favorecer la canalización de los recursos para la reconstrucción a proyectos privados, renunciando el Estado ha desarrollar un proyecto efectivamente nacional e integrador. Esos proyectos privados terminan por favorecer a las mismas orientaciones, las mismas organizaciones, los mismos intereses, los mismos propósitos, que construyen la visión unilateral que domina el escenario nacional a partir de un concepto de exclusión. Una experiencia latente es lo ocurrido con la ley 18681, específicamente en sus artículos 69 y 70, y los porcentajes de los montos donados que han beneficiado ampliamente algunos proyectos de predominio específicos, y no precisamente al sistema de educación superior como se aventuró al generar la norma legal.
Es de esperar que la oposición tenga la virtud de pensar el proyecto de reconstrucción sobre la base de la diversidad de Chile, y que su pensamiento esté en las capacidades comunitarias y en el rol irremplazable que tiene el Estado, de proveer los medios que los distintos sectores de las regiones afectadas requieren para volver a la normalidad. Las exenciones de impuestos deben favorecer a quienes aporten a un Fondo de Reconstrucción manejado por el Estado y que esté sometido a la fiscalización del Congreso, para que tenga la virtud de beneficiar a la diversidad nacional en todas sus expresiones.
No debe ocurrir que los recursos que dejaría de recibir el Estado, terminen favoreciendo políticas de predominio particulares. No debe ocurrir que cualquier empresa haga su propio proyectito para reducir sus impuestos como ha ocurrido con las leyes de donaciones existentes.
Tampoco debe ocurrir que a partir de una supuesta buena intención, determinadas instituciones, corporaciones o grupos, terminen incrementando su poder e influencia sobre las comunidades locales afectadas por el TT27F, a partir de la renuncia del Estado a percibir impuestos.
Reconstruir es distinto a construir más poder.

El desastre como excusa de personalismos y de malas políticas



Francisco Córdova

Estando completamente de acuerdo que la burocracia ideológica y de papeleo no puede predominar en una situación como la que estamos viviendo en la región del Bio Bío y también en la vecina del Maule, sí debe existir un mínimo diálogo entre los diferentes sectores políticos y de la sociedad que permita mayores opciones del cómo, cuándo y dónde intervenir en la reconstrucción material, económica y social de esta zona.
No podemos darnos el lujo de perder la oportunidad que nos abre esta desgracia en la que todos los sectores de la sociedad (empresarios, trabajadores, gobierno y ONGs) puedan ser actores concretos de la refundación de nuestra región. Hablo de refundación y no de reconstrucción, porque no sólo debemos volver a tener la situación de antes, si no una radicalmente mejor, propia de la región y de una vez por todas descentralizada.
Como nunca antes, la participación ciudadana ha tenido un rol fundamental en la conformación de canales de ayuda y de respuesta a las necesidades de las zonas más devastadas, en muchos lugares la asistencia de urgencia de organizaciones de base llegó mucho antes que la respuesta del pasado gobierno e incluso que del actual. Este tejido social casi novedoso para la evidente atomización social que genera el estilo de vida actual, es un bien que debe conservarse como una garantía de que la responsabilidad de levantar al Bio Bío es y será tarea de todos.
Lamentablemente en los últimos días han salido a la luz pública algunas luces de que el trabajo de pensar y diseñar los mecanismos de reconstrucción es propiedad única de la Intendenta de la región. La siquiatra Jacqueline van Rysselverghe ha manifestado públicamente que las instrucciones del actual presidente son para ella un asunto personal. Estas quejas de falta de integración socio-política, no sólo emanan de voces de oposición o de organizaciones de base como Un Techo Para Chile, si no también de diputados de su propia coalición, lo que es políticamente preocupante.
No quiero dejar de lado el mencionar que existe un escudo mediático fabricado por los poderes actuales de enarbolar un discurso nacionalista en contra de quines cuestionan algunas medidas de las autoridades, acusándolos casi de antipatriotas por no querer “ayudar en levantar nuevamente la región” y el “entramparse en la cosa pequeña”. Utilizar el desastre como una vía para decisiones políticas poco elegantes es un recurso del cual ya se ha abusado lo suficiente. Esto conjugado con el personalismo de las decisiones genera medidas de una lógica que no responde a la de un Estado participativo (el cual nunca hemos tenido), si no más bien parecen órdenes de un patrón de fundo a sus futres cercanos y peones.
Esperemos a que esta situación sea sólo momentánea y responda a la euforia de las ganas de hacer y demostrar, para luego pasar escenarios más regionalistas, integradores y participativos que nos permitan no sólo reconstruir nuestra región si no también refundarla a imagen y semejanza de una sociedad consensuada y no impuesta.

lunes, 5 de abril de 2010

Retomar la cultura del trabajo. Una urgencia en latencia.


Francisco Córdova Echeverria





Luego de recorrer varias comunas devastadas por el terremoto y tsunami del pasado 27 de febrero, y de liderar el mayor operativo dental voluntario en la historia de nuestro país (no recuerdo otro de tal magnitud) he podido palpar no sólo las necesidades inmediatas de la población, si no preocupaciones populares de mediano plazo que comienzan a aflorar a medida que la situación se regulariza.

Hay abastecimiento constante y seguro de comida y agua (en estanques al menos) en el 90% de los sectores. Las condiciones de vida siguen siendo básicas pero ya no son de riesgo vital, sí es preocupante el tema sanitario, el invierno que se viene y la lentitud del inicio del año escolar.
Pero no he escuchado sobre la sustentabilidad económica de estas comunas a largo plazo, el mar se llevó fuentes laborales que no se podrán recuperar fácilmente. Tomemos como ejemplo la emblemática localidad pesquera-gastronómica de Dichato, que se encuentra a unos 30 kilómetros al norte de la ciudad de Concepción, balneario de la clase media y polo gastronómico durante todo el año. En esa zona contaban algunos habitantes que hace años que desapareció la pesca y que su actividad marítima era la recolección de mariscos y otras especies. Ahora no hay botes para salir a mariscar, no hay restoranes dónde ir a comer, no hay cabañas para turistas, ¿De qué va a vivir la gente Dichatina?

En el fondo del mar, dicen los habitantes hay otra ciudad sumergida, son las casas y automóviles que se llevó el mar, "nadie se quiere meter allá abajo" me comentaba una señora del campamento "Villa Fresia", "no tenemos trabajo y es lo que sabemos hacer".

Esperemos que las nuevas autoridades de gobierno junto con el alcalde de Tomé tomen cartas en el asunto, dado que el asistencialismo de emergencia puede ocasionar un daño mucho más profundo a largo plazo, que es la pérdida de la cultura del trabajo. Si no somos capaces de levantar lo antes posible las actividades económicas de la zona y regenerar la cadena virtuosa nos veremos envuelto en un lastre de crecimiento social, de inequidad, de inseguridad, de delincuencia y otros vicios más que se generan cuando una localidad pierde su hábito de ganarse el pan cada día.

Cuidado también hay que tener con las famosas "reconversiones laborales" que pésimo resultado han tenido en las políticas de los gobiernos de la Concertación, como es el caso de la ciudad de Lota y el cierre de las minas de carbón. Coronel y Lota fueron luces de desarrollo a los inicios del siglo XX, pero como todo pueblo mono productor desarrolló una cultura que gira en torno a su única fuente laboral y cambiar eso de un día para otro es un desastre social.

Pensando en el cómo revertir esto, se me ocurren algunas ideas; contratar a los mismos pobladores para reconstruir la ciudad, planificar un diseño de urbanismo que permita recuperar lo antes posible el patrimonio cultural gastronómico de la zona, desarrollar un trabajo en conjunto entre la armada, municipio y habitantes para limpiar la playa recuperando con esto el turismo (que tarde o temprano volverá) y la capacidad de mariscar con botes y motores subsidiados por el Estado (costo promedio total $3.000.000).

Devolver la cultura del trabajo a una localidad que ha visto como su vida quedó en el suelo es una tarea que debe ser liderada por las autoridades regionales, pensando no sólo en lo inmediato sino también con una visión a largo plazo que tantas veces nos hace falta.