sábado, 28 de enero de 2012

La República de Jorge Ibáñez Vergara




Sebastián Jans

La república, esa idea de país que nos dejaron sus gestores emancipacionistas, ha sido un proceso en constante construir y deconstruir, con avances y retrocesos, con constancias y deserciones, que nuestra sociedad muchas veces ni siquiera advierte en su afirmación cotidiana, producto de las contingencias y las inconstancias de una clase política incapaz de sostener sobre sus hombros una verdadera dimensión de civismo.
Quienes creemos firmemente en la república como expresión de la construcción política societaria, fundada en el ejercicio de la ciudadanía por todos y cada uno de sus componentes, siempre hemos tenido a la vista las emblemáticas figuras, que expresan en sus ideas y en su acción de vida, el bagaje y el acento de un contenido emblemático comprometido con la más fidedigna expresión de lo republicano.
Hay pocos tribunos republicanos en la chata realidad de la política chilena de hoy – demasiado voluntarista y ligada a círculos cerrados de poder -; hay pocos que se atreven a mirar al país como una historia y como un proyecto, al mismo tiempo; hay pocos que se atrevan a dimensionar una idea integral de ciudadanía, así como hay pocos que se atrevan a entender el ejercicio democrático como una expresión de voluntades que tiene una narrativa nacional asociada a una idea de país, donde todos tienen una parte en el hacer, en el decir y en el decidir. Cuesta encontrar hombres que miren a Chile hacia adelante, dos o tres generaciones, con el firme sustento del profundo conocimiento de su evolución histórica.
Ahora, hay uno menos, porque ha muerto Jorge Ibáñez Vergara. Se ha ido un hombre público, que unía las historias de los últimos 50 años de Chile, en una mirada de país, que entroncaba de manera efectiva la retrospectiva con la perspectiva, con el pensar y el hacer de manera coherente, con responsabilidad, con la capacidad de hacerse cargo del peso de los errores, enseñando a partir de ellos. Se ha ido un espíritu libre, con profundas convicciones republicanas.
Y se ha ido en la indiferencia de muchos de los actores que usufructúan de las instituciones que se ha dado la república, sin asimilar intelectual y conceptualmente el sentido político que ellas expresan.
Fue parlamentario y presidente de la Cámara de Diputados, fue artífice de las garantías constitucionales en 1970, dirigente político partidario, funcionario público, protagonista importante de las contingencias de fines de los años 60 y principios de los 70. Su currículo es copioso y múltiples son las instituciones y organismos que conocieron de su acción pública y de su voluntad servicio republicano.
Sin embargo, ninguna de las instituciones a las que sirvió anteriormente con tanto brillo, estuvo en el momento de sus exequias. Ni un edecán a nombre de, ni un representante oficial de los partidos políticos, nadie de gobierno. Solo sus amigos y las instituciones que recibieron su aporte y legado en las décadas más recientes: el Instituto O´Higginiano, el Club de Leones, la Masonería, los referentes laicistas. Entre sus amigos, el homenaje emocionado de Luis Valentín Ferrada y Roberto Muñoz Barra. También estuvo presente la última institución republicana a la que prestó servicios, el Tribunal Calificador de Elecciones, del cual era miembro titular, representado por la palabra del Ministro de la Corte Suprema, don Sergio Muñoz.
Todos los que expresaron su homenaje recordaron su personalidad, su amistad cívica, su capacidad de diálogo, su pasión reflexiva, su sagaz comprensión para entender los procesos políticos, su profundo conocimiento de la historia chilena, su convicción democrática, su perseverante progresismo. Su sencillez y cercanía.
En los últimos 20 años, Jorge Ibáñez Vergara realizó un vasto quehacer intelectual, dentro de dos expresiones a las que se dedicó con esmero y distinción: un trabajo historiográfico significativo en torno a los inicios de nuestra historia republicana, especialmente en torno a la figura del Padre de la Patria, don Bernardo O´Higgins, figura republicana fundacional por excelencia, que ha sido instrumentalizada por algunos autoritarios y distorsionada por otros que posan de progresismo; y un decidido aporte al pensamiento laicista, que lo transformó en un motor capaz de impulsar múltiples esfuerzos en su difusión, no solo en el ámbito nacional sino en toda América Latina.
Adicionalmente, como director de la revista “Occidente” por un decenio, impulsó la reflexividad laica y sus editoriales expresaron de manera cierta sus ideas sobre las problemáticas nacionales. Siguiendo esos planteamientos es posible tener una visión de primera mano de la idea de república de Jorge Ibáñez Vergara.
Con mérito reflexivo formula una concatenación precisa entre el ideario de los hombres de la independencia, con los distintos episodios de nuestra historia nacional, para proyectar al hacer de hoy las tareas de profundización republicana, los desafíos inmediatos del ejercicio ciudadano y el aseguramiento de las libertades que permiten el libre pensamiento y los derechos de conciencia. En su reflexión estaba la dialéctica síntesis de la recuperación y re-creación de las nociones de nacionalidad, de chilenidad, de ciudadanía, de patriotismo, de igualdad, de justicia social, de civismo.
A partir de hoy Chile tiene un tribuno republicano menos. Se ha ido uno de aquellos que han hecho historia sin aspavientos ni arrogancias, con la pulcritud de su pensamiento, con la laboriosidad que hace las obras fecundas. Camina por la historia, definitivamente, para que, todos los que aprendimos de su sabiduría, encontremos en sus ideas, la inspiración para seguir promoviendo la república que Jorge Ibáñez Vergara representaba, la verdadera, donde el ciudadano es protagonista y constructor, donde los representantes del pueblo deben representar al pueblo, donde los principios adornen las acciones, donde las libertades de conciencia deben ser efectivas en todos los planos, donde todos tengan sus derechos garantizados, y sientan el virtuoso estímulo de la chilenidad.

Publicado en radioportales.cl 25/01/12

Crónica celeste de un Congreso anunciado





Vicente Painel

El 13, 14 y 15 de Enero del 2012, se realizó en Nueva Imperial el Congreso de Educación. La Machi doña Rosita Pichun, nos dijo que el Congreso iba a resultar muy bien, porque el objetivo era justo... …Las imágenes se abren como las pupilas ante la luz. Si, fue un acierto informarnos directamente de la institucionalidad política y académica, resultó evidente su unilateral proceder en políticas públicas denominadas de interculturalidad, así se parte sin engaños. El Estado no puede traicionar su naturaleza, procura reproducir su gobernabilidad. El mayúsculo problema es que carecemos de una contraparte civil organizada frente a estas políticas.
Al Estado y sus instituciones, obviamente no les interesará constituir una contraparte independiente, su interés es dotarse de contraparte atomizada fácilmente cooptable que lo legitime en su accionar y finalmente, como Saturno se come sus propias criaturas, termina por convertirlas en correas de transmisión de su propia política, esto no es nuevo. Lo novedoso es laborar en organizar un movimiento de apoderados, profesores de aula y estudiantes que cuestione, rectifique e inclusive sustituya esa política, en síntesis, ejercer soberanía, y como estamos en la Región de la Araucanía esos apoderados son mapuche en porción relevante, esos estudiantes son mapuche en gran número e incluso, esos profesores son mapuche en porción no menor.
Más aún, y acá esta la fragua más potente, el que dos gremios neurálgicos como la salud y educación hayan sellado confraternidad desde direcciones de proclamada independencia política, como son los mapuchistas Jaime Quilaqueo presidente del Regional Araucanía del Colegio de Profesores y Víctor Cachaña presidente de la AFUSAM de Nueva Imperial, sumado a la participación de la representación también mapuchista de ACES Cautín, da cuenta de un prometedor embrionamiento “sindical” a lo Aburto Panguilef en los años 30. Lo más relevante es que se levanta la Provincia, desde la identidad mapuche, a proclamar la centralidad que la historia reclama.
Si, como señalo Alejandro Carillo presidente del Comunal Imperial del Colegio de Profesores, las ancestrales tierras de Traitraico Nva. Imperial , y la antigua -ahora Carahue-, son un corazón. No por casualidad el invasor quiso fundar la capital en la antigua Imperial, ahí estaba la mayor concentración mapuche y el expoliador vio ahí mayor posibilidad de mano esclava para su protoindustria; Domeiko varios siglos más tarde afirmaría de una manera distinta, pero quizás con un sentido símil, el mismo asunto…Sentí que el memorable Lonco Lemunao desde su madero monumental en Av. O’Higgins nos decía en ecos feley feley. Y claro, que un Congreso organizado independiente al Estado, con la participación del Colegio de Profesores, no es menor, mal que mal se sostiene la única organización nacional de profesores, gracias a las cotizaciones del profesorado. Por supuesto, la solo metodología del congreso plantea revitalización y se escucharon planteos de sindicalización y cooperativas educacionales como resortes ante la alicaída, a nivel nacional, orgánica gremial.
Los profesores de aula aprendimos; nos acompañó el Machi Víctor Caniullan con una orientación magistral, el rütrafe Painecura con una de las investigaciones quizás más relevantes para proseguir historiando al estereotipado pueblo mapuche, me refiero a Charu, dando cuenta de hermenéutica de los glifos en platería -sin duda un soporte heurístico de un pueblo considerado ágrafo, empero, ahora ya de manera evidente no podrá ser tachado de aglifo, (quizás los glifos en platería, textiles y purrón compondrán una piedra roseta para por ejemplo oír la voces de aquellos que quemadas sus casas y marcadas su piel, desaparecidos sus cuerpos no nos pudieron legar su oralidad, me refiero al genocidio horripilante llamado Pacificación de la Araucanía)-.
Por supuesto, la propuesta arquetípica de las esculturas del kimche Germán Grandón Leufman, Ariel Antillanca representando al Colectivo de profesores mapuche Newen, kimun puche, y una pléyade de jóvenes investigadores estudiantes y profesionales mapuche que dieron cuenta de sus temáticas desde lo ambiental hasta la salud –nuclear resultó la reflexión cultural desde el Parto Vertical- todo ligado a la educación, finalizado con la maravillosa propuesta didáctica de Ariel Traipi y sus juegos culturales que han tenido tanto éxito con los niños y niñas de la Araucanía y Santiago. Dispuesto con metodología que laboraba diagnósticos de abajo para arriba se obtuvo un reverberación de construcción democratizadora, una ética política -a veces despacito pero siempre con todos-, como el tejido de la multifacética de las movilizaciones. Así los conversatorios de debate crítico se ganaron el rol protagónico, las comisiones arrojaron más de 60 páginas de analítica y convergencias.
Que mejor documento para convocar a una nueva instancia gregaria en que ya se pueda cuajar una nítida plataforma reivindicativa y de prácticas.
El significado trascendente… Se abrió un espacio de articulación de demandas y reivindicaciones territoriales mapuche y educacionales en dos sentidos, el primero porque en efecto lo que permitió que hoy en Chile se hable de educación intercultural, de arte mapuche y no artesanía , etc. han sido las luchas de los hermanos en las comunidades, luchas muy costosas y dolorosas; por otro lado, no se puede hablar de educación sin pertinencia territorial y sin entender el territorio como un espacio multidimensional en donde pueden dialogar en equivalencia dos o más culturas, esa condición es uno de los más grandes aportes del acervo mapuche, pues podríamos decir desde la filosofía, si tomásemos la educación como una dimensión en sí misma, nos enajenaríamos en una metafísica que coarta el dialogo…Y claro, en esta onda el congreso fue insuficiente, faltó gente, no en términos cuantitativos -participaron proactivamente más de 100 personas-, me refiero que la criminalización de la lucha por el territorio impide que no pocos mapuche puedan acudir incluso a plantear sus diferencias, fue tema tocado por la comisión organizadora. Retrotrayendo la voz del profesor joven Jorge Huichalaf, y su apelación a que los docentes no podemos olvidar a los jóvenes asesinados por agentes de estado, Lemun, Catrileo y Mendoza Collío, fue un énfasis tan relevante que marca a los profesores de aula con un imperativo moral indeleble.
Finalmente, merece comentario dos asuntos, llegaron curiosos, varias personas de las izquierdas chilenas al Congreso, en efecto las izquierdas siguen monoculturales y sus fronteras son las fronteras del Estado Nacional, pero me parece valorable la actitud tomada por estas gentes, bajar la cabeza, tomar apuntes, ningún spitch, solo aprender, en efecto, el primer paso para saber es reconocer que no se sabe.
Y un segundo punto, el Estado Subsidiario es tan incompatible con una política educacional intercultural universal -no solo para zonas de alta concertación indígena- y facturadora de comunidad escolar -no productora de eventos folclóricos-, que se requiere un tejido hiperpotente que logre cambiar la correlación de fuerzas con la que se organiza la sociedad chilena cristalizada en la carta fundamental, la cual descansa en relaciones de producción y convivencia asimétricas –constitución política del estado en todo el significado de la frase-. Para ir abriendo ese camino de ejercicio de derechos económico-sociales me atrevo a plantear que un ariete imperdible es que los mapuche sin más militancia política que la de la causa mapuche, tenemos que participar de lleno en las organizaciones sindicales, convirtiéndolas en interculturales y adoptando una estrategia de mayoría, una estrategia de praxis comunitaria, desechando sobre todo estrategias de razón mediática.
Desde la teoría nos alumbra el amauta Mariátegui, desde el ejemplo histórico hayamos antecedente en Aburto Panguilef, y en proceso contemporáneo importantes lecciones ofrecen los sindicatos cocaleros de los hermanos Aymaras y Quechuas de Bolivia. Y por supuesto, las visitas que tuvimos de Alemania e Inglaterra nos señalaban que hay movimientos de oídos francos en todo el orbe que pregonarán nuestras pinceladas.
Lo medular: los profesores del Sur vamos caminando por la buena senda de la descolonización psíquica, la siembra resulta multilateral, los mapuche cada vez vamos jugando mejor ajedrez. ¡Fey metüm!

A PROPÓSITO DEL DIA DE LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS Y PROTESTANTES EN CHILE.




Sebastián Jans

Hace tres de años, los legisladores aprobaron la instauración en calidad de feriado el 31 de octubre, del Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes. Por primera vez se estableció un feriado que recogiera tradiciones confesionales no católicas, señalando un significativo hito en el reconocimiento a la igualdad de los credos ante la ley.
La moción que permitió que el proyecto de ley entrara en tramitación, en noviembre de 2006, fue obra de los diputados Enrique Accorsi Opazo, Marcos Espinosa Monardes, Carlos Abel Jarpa Wevar, Fernando Meza Moncada, Alberto Robles Pantoja, Alejandro Sule Fernández y Samuel Venegas Rubio. Los menciono expresamente para reivindicar su aporte a las libertades de conciencia en nuestro país.
El feriado, pese a su importancia, no quedó como inamovible en la tramitación parlamentaria, sino que queda a discrecionalidad del día en que corresponda al 31 de octubre, para ser cambiado a un día viernes o lunes, perdiendo su relación con la fecha indicada. No se dio por lo tanto la misma categoría que a los feriado religiosos del 15 de agosto, Día de la Asunción de la Virgen, 01 de Noviembre, Días de Todos los Santos, o del 08 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, y que tienen una naturaleza esencialmente católica. En esta situación de movilidad están también los feriados católicos de San Pedro y San Pablo, en julio, y un tercer feriado relativo a la Virgen, que corresponde a la festividad del Carmen.
Los otros feriados religiosos chilenos, corresponden a la Navidad y Semana Santa, que debemos entenderlos dentro de la generalidad cristiana que incluye a las tres tradiciones existentes en el país: católica, protestante y ortodoxa. Sin embargo, pareciera ser que los días Viernes y Sábado Santo, no satisface a las iglesias protestantes, que consideran la resurrección de Cristo como el hecho glorificable y trascendente, y no reviven la pasión y muerte como parte de sus ritos.
El caso es que, pese a las condiciones de desigualdad, los pastores evangélicos lograron que su credo pudiera tener un feriado, que recordara el día en que, el padre de la Reforma -Martín Lutero –, clavara sus 95 tesis en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg, condenando las prácticas de la Iglesia Católica en la concesión de indulgencias y otras conductas contrarias a la doctrina legada por Cristo.
Es el comienzo del movimiento protestante en Europa, que comenzará a extenderse por todo el mundo, desde entonces. En América Latina hay más de 150 millones de personas que pertenecen a distintas denominaciones protestantes. Gran Bretaña es el país con el mayor porcentaje de habitantes pertenecientes a esas denominaciones, en tanto Estados Unidos es el país con mayor cantidad de habitantes que tienen un credo protestante (alrededor de 170 millones de personas). Brasil es el que tiene el mayor número en América Latina (sobre 51 millones), en tanto Guatemala tiene el mayor porcentaje de su población: 45%.
La historia del protestantismo en Chile, ha sido la historia de los pobres por asumir su religiosidad desde una perspectiva diferente a la Iglesia asociada a la conquista, a la colonización, y a la historia del Chile independiente. Es una historia de exclusiones y segregación. Sin embargo, también es una historia de hitos que van configurando de manera creciente, el aporte a la diversidad de pensamiento y de conciencia.
El primero de esos lo protagoniza Bernardo O´Higgins al autorizar cementerios para no católicos en Valparaíso y Santiago, en 1819. Dos años después, en 1921, bajo su patrocinio, llega el pastor bautista James Thomson, para implantar el sistema educacional lancasteriano, un episodio que abre los desafíos de construir una educación nacional, justamente al comenzar la República. Thomson inicia también el trabajo de las Sociedades Bíblicas en Chile. Doce años después llega el Pastor John Rowland, a trabajar en los cerros de Valparaíso, y tres años después el inglés y pastor anglicano, Allan Gardiner, comienza un trabajo evangelizador entre los mapuches.
En 1847, el pastor David Trumbull, un enorme referente misionero protestante, inicia su vasta labor en Valparaíso y conforma de Sociedad Bíblica y la Union Church. Tiempo después forma la Iglesia Presbiteriana de Chile, en Santiago.
Le seguirán nuevos pastores que llegan al país, ubicándose en sectores muy populosos, favoreciendo que hacia inicios del siglo XX, comience los que el teólogo Humberto Lagos denomina “el fenómeno social evangélico-pentecostal”. Iniciado el siglo XXI, el censo de población del año 2002, da cuenta de la existencia de un 15,14% de la población chilena que se declara evangélico.
Vista la realidad protestante en el plano de los derechos y en un contexto comparativo de los derechos y la igualdad ante la ley, el Estado de Chile tiene aún muchas deudas con las Iglesias Protestantes y con los credos de minorías, como consecuencia del largo proceso de incompletud de la separación de la Iglesia Católica y el Estado.
La ley 19.638 que data de 1999, que establece las normas para la Constitución Jurídica de las Iglesias y Organizaciones Religiosas, presenta muchas falencias y desigualdades, que favorecen condiciones de privilegios. Esto se ve expresado incluso en la forma como el Estado trata las distintas confesiones. En muchas instituciones del Estado, incluso aún se siguen conculcando los derechos de igualdad ante la ley de todos los credos.
En muchas, o demasiadas instituciones del Estado, aún se manifiestan acciones amparadas en criterios de hegemonía, incluso al margen de los derechos constitucionales. Un aspecto relevante de ello es lo que se manifiesta en las Fuerzas Armadas, por ejemplo, instituciones que deben expresar necesariamente la integridad de la componencia nacional, donde, a pesar de la separación del Estado y la Iglesia, al menos así proclamada constitucionalmente en 1925 y en 1980, aún siguen expresándose acciones que favorecen condiciones de hegemonía y exclusión.
Resulta doloroso para las minorías tener que ocultar su fe, para garantizar su carrera profesional, o ser sometido a obligaciones religiosas castrenses, en contra de sus creencias religiosas, imponiéndoles cultos y actividades comprendidas dentro de un arbitrio avasallador y contrario la ley.
En ese sentido, ha resultado muy estimulante la Circular del 25 de marzo de 2011, del Comando General de Personal del Ejército de Chile, en que reiteró “el cumplimiento de disposiciones referidas a aspectos religiosos”,que en lo fundamental estableció la absoluta voluntariedad del ejercicio de la fe y determina – lo más importante – que los actos religiosos dentro de unidades militares no constituyen “actos de servicio”. También establece que no se podrán entregar artículos o elementos religiosos en forma masiva, sin el consentimiento de las personas que lo reciban, y dispone que el Comando de Bienestar se preocupe de dar asistencia religiosa dentro de la institución, según el credo de cada requirente.
Por cierto, ello es un buen comienzo, no solo para el Ejército de Chile, sino también para las Fuerzas Armadas en su conjunto. Se consolidará en el tiempo, cuando sea posible constatar que ningún oficial, suboficial, clase o soldado sea obligado a realizar actos religiosos, dentro y fuera de los cuarteles, que no correspondan a su credo o convicciones. De la misma manera, cuando nadie por sus creencias o carencia de ellas, pueda ver conculcada su carrera militar o su paso a los altos mandos de la institución. Se consolidará cuando los mandos de la Armada de Chile asuman que son una institución que requiere homologar sus normas y prácticas religiosas, en relación a las demás instituciones armadas.
Quienes no tenemos una identidad teológica y no somos parte de ninguna opción confesional, en virtud de lo cual tenemos también una calidad de minoría de conciencia, saludamos los logros en sus derechos y la trayectoria de esfuerzo y convicciones de quienes se aprestan a celebrar su día, el 31 de octubre. Con ellos compartimos la opción por la igualdad ante la ley, las demandas en contra de posiciones excluyentes, y el deseo de una ley de cultos justa en todos sus alcances. Compartimos también la voluntad de respetar y hacer respetar todas las opciones de conciencia, todas las creencias y concepciones sobre la vida y la muerte, que corresponden al ámbito íntimo de cada persona, respecto de cómo entiende y construye su lugar en la vida, en la sociedad y en el mundo.
Publicado en Reeditor.com 30/10/2011

¿Cómo es que no te indignas?





Francisco Córdova Echeverría

Lo he repetido hasta el cansancio, pero será mi mantra político hasta que las cosas cambien de dirección, la ignorancia es la tierra fértil para el abuso y la explotación impune. En cada elección somos ratones decidiendo entre gatos blancos y gatos negros, reducidos y confinados a una jaula que muchos llaman "sistema", donde nos han convencido que tener bienes y placeres mundanos son las metas a cumplir en nuestras vidas. (Para ser feliz debes tener, no ser.)
Durante 30 años han destruido sistemáticamente la educación pública, obligando a las familias a tener que abonar parte de sus escasos ingresos para acceder a una educación de "mejor calidad" que no es tal, tus hijos e hijas tienen una condena desde la cuna y son estafados. La educación en Chile es mala, clasista y atrofiante. Sólo los ricos y poderosos acceden a una educación de calidad mundial, los pobres y la clase media reciben lo justo y necesario para que sean seres productivos y consumidores (emprende con un crédito y vive para pagar), es el diseño desde un principio, y tú serás parte de él hasta que no despiertes y te levantes.
La educación cívica, los consejos de cursos y la filosofía son áreas de la formación humanista del estudiante que prácticamente fueron desintegradas del currículum educativo, la historia se hizo "oficial", omitiendo los pasajes de luchas sociales y populares para que no sepas que si nos unimos podemos vencer, que alguna vez nuestros recursos naturales nos pertenecieron y garantizaron educación, salud, pensión y vivienda dignas para el pueblo, para ti y tu familia, se omite que nuestros antepasados lucharon y derramaron su sangre para que los y las más vulnerables pudiesen estudiar, para que las mujeres votaran, para abolir la esclavitud y la explotación obrera… somos ratones en una jaula, con televisión y crédito para anestesiar tu mente, para distraerte de la realidad, para que tu ignorancia sea una verdad.
Ellos y ellas saben que la unión hace la fuerza, que no existiría su llamada y adictiva "paz social" si las personas se unen por un bien común y menos si colaboran entre ellas. Sin competencia no hay división entre ustedes. Nos han enseñando por 30 años que competir y vencer al otro es el único camino para asegurar nuestra subsistencia y el desarrollo del país. Muchos padres le han transmitido eso a su descendencia con frases como "no me importan los problemas del resto, porque a mí nadie me va a ayudar si estoy mal", es exactamente eso lo que buscan, que no exista la colaboración, una la solidaridad real, nos promocionan esa caridad mediática con espectáculos de televisión y ayuda desde la compra del supermercado, lo que en verdad no soluciona nada de fondo pero sirve para enjuagar la conciencia de muchos y muchas.
¿Recuerdas cómo se llama tu vecino o vecina, con esa que compartiste comida y noches de temor? El terremoto desconectó todo el aparataje con el cual nos dividen, se acabó el trabajo alienante, la televisión dejó de ser el miembro más importante de nuestra familia (como diría Galeano), de un día a otro nos vimos conversando con nuestros hijos, familiares, vecinos y vecinas, todos éramos uno, nos unimos en comunidades, nos ayudábamos, nos protegimos, nos cuidamos, no importó el dinero porque no servía, por unos días fuimos todos iguales, frágiles como somos en esencia… pero todo volvió a la "normalidad".
Juntos somos capaces de todo, por eso nos temen, por eso nos reprimen y nos dividen con la violencia de la superficialidad, de la ignorancia, del deseo de tener para ser y de la deuda para poder vivir.
Somos los esclavos del siglo XXI, vivimos bajo las mismas lógicas que en los tiempos más oscuros de la explotación humana, sólo han cambiado los métodos y las herramientas de los poderosos. Esto nunca ha sido asunto de derecha o izquierda, sino de arriba y abajo, de opresores y oprimidos, de dueños y esclavos, de privilegios y sometimiento. Los obreros ya no son los trabajadores de las industrias, somos las y los endeudados, los que trabajamos para que los bancos y las casas comerciales se lleven nuestro magro sueldo, somos la clase que trabaja honorarios con temor al despido, somos los que nos vemos obligados a endeudarnos porque nuestros ingresos no alcanzan para educar a nuestros niños y niñas y vivir bien al mismo tiempo, somos las víctimas de la mala educación, de las farmacias coludidas y de las casas comerciales con cogoteros de cuello y corbata que nunca se irán presos, somos los y las que garantizan que los dueños de las AFPs ganen siempre, porque mientras nosotros perdemos el dinero de nuestras pensiones en las crisis que ellos mismos provocan, ellos sacan suculentas cuentas azules a fin de año.
Ellos y ellas no necesitan ser electos como parlamentarios o acaldes porque tienen siervos, empleados de su misma clase que necesitan financiamiento para sus millonarias campañas políticas, porque los candidatos son productos publicitarios que nos venden como garantes de nuestros derechos pero que son gatos con hambre de comerse a todos los ratones de su propio criadero que llaman República de Chile.
Yo estoy cansado de todo esto, no quiero que mis hijas e hijos sean esclavos de la oligarquía, voy a luchar para poder mirar sin vergüenza los ojos de las futuras generaciones y decirles que hice todo lo posible para que nacieran dignos, en un mundo de amor, solidaridad, libertad y fraternidad.

La década bicentenaria de América Latina



Sebastián Jans

El pasado año 2010 dio inicio a lo que es una década de importantes conmemoraciones en la historia de América Latina. De aquí hasta fines de la década, en buena parte de sus países se recordarán, con mayor o menor importancia local, la segunda centuria de una serie de eventos que han sido determinantes para la historia americana y del mundo.
Si bien el 2010 fue el momento de la conmemoración de muchas primeras juntas de gobierno o primeros hitos de independencia, lo que ocurrirá en los años siguientes de la actual década será la conmemoración bicentenaria de un conjunto de eventos que determinaron que aquellos primeros hitos se convirtieran en procesos realmente emancipatorios, dando nacimiento a un grupo de naciones con identidad propia, fruto de una común voluntad de romper con los lazos de dependencia y de dominación.
Este año se celebran los 200 años de existencia de los primeros parlamentos o Congresos, de la ejecución de Hidalgo, de los primeros estatutos de gobierno de varias repúblicas. El año siguiente algunos notables hechos de armas y el rol de Miranda en Venezuela. En el 2013 comenzará a adquirir importancia el recuerdo de la figura de Bolívar, O´Higgins, San Martin y Artigas. Y así seguiremos sumando memoria de hombres, hechos y consecuencias, hasta más allá del año 2020.
Creo que esas conmemoraciones debieran llevar a la intelectualidad latinoamericana a hacer una serio esfuerzo para entender de manera profunda lo que fue el proceso de emancipación, y volcarse a la construcción de una afirmación que fortalezca las identidades y las potencialidades de un conjunto de naciones que tienen mucho que decir de manera mancomunada en el mundo que nos toca ahora vivir y que vivirán nuestros hijos o nietos.
Porque, más allá de ciertas eventualidades, es evidente que nuestras independencias nacionales obedecieron a la acción de una generación de jóvenes que estuvo profundamente ligada por propósitos comunes, reflejando en sus convicciones la buena nueva que implicó para la espiritualidad humana el siglo de las luces y la dimensión intrínsecamente humana del acontecer de las sociedades y del hecho histórico.
Los padres de las patrias de América Latina estuvieron unidos por una común idea, un común propósito, surgido de un lazo fraterno que fue formidable mientras no se perdió el objetivo específico de su estrategia. Fue el lazo que construyó Miranda y que se difundió por Cádiz, cruzó el océano y se difundió por las capitanías y virreinatos. De México hasta el Cono Sur la subyacente acción de ese lazo hizo posible que se impusiera la libertad frente al yugo colonial y al contubernio realista y papal a toda aspiración emancipacionista.
Los intereses locales de los mercaderes y de las terratenientes aristocracias criollas, y el absolutismo de los caciques, luego que pasó la primera hora de la independencia, torcieron el ideal mancomunado de aquellos que hicieron posible la libertad. Luego, los maridajes con las potencias industriales y los intereses foráneos hicieron que aquella libertad conquistada con tanto esfuerzo se relativizara y, en no pocos casos, quedara absolutamente relativizada, cuando no postergada.
Hoy, los países de América Latina están en un nivel de mucha mayor independencia política, como no se había dado en su historia. Su institucionalidad política ha madurado de un modo impensado a lo que ocurría hace cincuenta años, donde las predeterminaciones de su poderoso hermano mayor – y uso esta referencia fraternal porque EE.UU. es hijo del mismo proceso histórico que sus hermanos del sur – subordinó en términos políticos y económicos de manera subyugante a gran parte del subcontinente.
Efectivamente, de una manera significativa, América Latina – en parte importante de su historia – estuvo bajo la presión de la influencia o la subordinación de EE.UU. situación que hoy la propia maduración de los sistemas democráticos ha permitido una autonomía y una autodeterminación que, desde hace más de 100 años, no se había manifestado con tanta intensidad. Nadie puede decir que esa presión ha desaparecido, pero se encuentra mucho más limitada y en muchos casos no tiene efecto alguno.
El mundo se ha diversificado y los escenarios políticos y económicos son cada vez más complejos, haciendo que nuevos actores relativicen las zonas de influencia que un día caracterizaron el demencial mundo de la guerra fría, que tantos daños y dolores desencadenaron en los sistemas políticos y en las gentes. El último esperpento regional de la guerra fría – la doctrina de la Seguridad Nacional – sucumbió bajo el impulso de la democratización, proceso este que ha seguido consolidándose y los años de cuartelazo y del militarismo han ido desapareciendo de cualquier lógica política presente y futura.
Cada proceso eleccionario en América Latina se da en un contexto de solidez y de robusta institucionalización, alejado de todo intervencionismo y dramatismo rupturista. A algunos puede que no les gusten los resultados o las opciones electorales, pero nadie puede poner en duda que los pueblos están eligiendo las autoridades que prefieren. Los sistemas tienen falencias o desajustes que, a veces, no expresan de manera coherente los niveles de representación, pero en general nadie quiere patear la mesa y producir desestabilización.
Se suma a ello que las condiciones económicas son propicias para generar un gran desarrollo, basado en la complementación y la potenciación económica a partir de oportunidades comunes que se dan hacia el gran escenario Asia-Pacífico. Las condiciones son propicias, como nunca, para hacer un esfuerzo más significativo en diversos planos de integración, retomando el legado histórico del proceso de emancipación.
Aprovechar los eventos bicentenarios como instancias de reconstrucción del origen común, restableciendo el relato que hizo posible la independencia nacional, es generar una oportunidad para construir fortalezas hacia políticas comunes, hacia voluntades constructivas, que enderecen el timón hacia lo que la historia dejó perfectamente alineado, pero que se desalineó como consecuencia de las particularidad de determinados intereses mezquinos, potenciando el aislamiento, el ensimismamiento y la afirmación localista.
Es cierto que hoy siguen apareciendo los eternos nacionalistas trasnochados, los provocadores de la xenofobia percudida, y los agitadores de la fantasmagoría decimonónica, que siguen alimentando la flama de los mismos problemas y circunstancias que frustraron el proyecto común, sin embargo, lo que hay que estimular es la recuperación del pensamiento común, de la cultura de la integración, y para ello es fundamental que los intelectuales, los académicos, los cultores de la ética y la estética se pongan a trabajar en función del futuro. Esta década bicentenaria es una buena motivación para pensar de nuevo el sueño de los libertadores.
Publicado en Reeditor.com 13/05/11