domingo, 22 de diciembre de 2013

Edicion especial de revista Iniciativa Laicista

 













Con motivo de la celebración del 65 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la revista Iniciativa Laicista publicó un número especial, en circulación desde el 10 de diciembre de 2013, a través del despacho a sus suscriptores vía correo electrónico.

De la misma forma, puede accederse a la edición a través del link  www.iniciativalaicista.cl .

Contiene un ensayo sobre "La obligación ética de educar en Derechos Humanos", y reseñas sobre el Instituto Nacional de Derechos Humanos, el  Museo de la Memoria y los Derechos Humanos y Amnistía Internacional. De la misma forma, hay tres entrevistas: a Ana Piquer, de Amnistía Internacional Chile; a Luis Santibáñez, ex presidente de la Corporación Villa Grimaldi, y a Gonzalo Taborga, fundador de la Comisión Chilena de Derechos Humanos.



Centro de Estudios Laicos


El Centro de Estudios Laicos, de Concepción, ha estado realizando diversas actividades de importancia en la difusión de las ideas laicistas. En diciembre ha organizado un interesante foro panel en la casa de estudios superiores que lleva el nombre de la ciudad, con el título “Sociedad, Ética y Rol de la Universidad”.
 El panel estuvo integrado por Sebastián Jans, Nicolás Barría – joven académico e integrante de SUR (Sociedad Universitaria de Resistencia) -, y el candidato a rector de la Universidad de Concepción, Carlos Saavedra
En el encuentro se analizó la crisis del modelo de universidad en Chile y el aporte ético que, necesariamente, debe hacer este tipo de instituciones en la sociedad de la que forma parte. De la misma forma, se planteó la contradicción existente entre dos concepciones antagónicas en el sistema educacional: bien económico o derecho social.
Al día siguiente, sábado 14 de diciembre en el Colegio Concepción San Pedro se desarrolló con éxito el segundo encuentro de organizaciones laicas, con la presencia de miembros de la Fraternidad Juvenil Alfa Pi Épsilon, del Grupo Utopía, del Grupo Allen, de la Gran Logia de Chile, del Gran Oriente Latinoamericano y de la Gran Logia Mixta de Chile.
 La jornada comenzó con la iexposición del profesor Claudio Zaror, docente de la Universidad de Concepción, quien a través de datos sobre el estado actual de la ecología y la economía en Chile y el mundo hizo un enfático llamado a modificar nuestro actual patrón de consumo para dar paso a una nueva forma de relacionarnos entre seres humanos y con nuestro entorno.
 Posteriormente fue el turno de Sebastián Jans y Pablo Arce, quienes realizaron un diagnóstico de la realidad de las organizaciones laicas en el Chile de hoy. Las conclusiones apuntaron a la necesidad de apertura y unidad que debe ocurrir al interior del mundo laico para poder así tener una llegada más significativa en la sociedad civil. 

 

 

Estado laico


Gabriel Guzmán Riquelme
Carta al Director. Diario La Tercera. 26 noviembre 2013.
 
No puedo estar más en desacuerdo con los dichos de la candidata Evelyn Matthei sobre el laicismo. Estos planteamientos demuestran una profunda ignorancia sobre el término y la razón para que el Estado sea constitucionalmente codificado como laico.
Hay algo que claramente no constituye laicismo: ser antirreligioso. El laicismo reclama el derecho a la libertad espiritual y el derecho a discrepar, siendo obligación del Estado garantizar este principio. Así, no se privilegia ninguna religión o pensamiento espiritual en recursos, influencia o símbolos rituales, en desmedro de los demás. 
El mejor favor que pueden recibir, por ejemplo, los evangélicos, es avanzar hacia un Estado laico que asegure el mismo derecho a todos los credos de difundir su doctrina, respetando lógicamente la debida separación Estado-Iglesia. 
Consagrar el Estado laico en la Constitución es fundamental, no solamente para temas de índole administrativo o formal, sino también para respetar el derecho a la espiritualidad y sobre todo, el derecho a la otorgación de una educación pública laica. Esto implica no sólo abordar el tema de la educación espiritual en los colegios públicos, sino también su enfoque, el cual, a nuestro parecer, debe avanzar más hacia el aprendizaje significativo y la formación de la ciudadanía. 

 

 

 

 

65 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Gonzalo Herrera

Hace sesenta y cinco años, el 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas reunida en París aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DU-DDHH). La comunidad internacional, aún conmocionada por los casi 60 millones de víctimas y por la indescriptible afrenta a la dignidad humana perpetrada durante la Segunda Guerra Mundial, se comprometió a impedir que hechos tan horrorosos pudieran repetirse en el futuro.
Nacida como un «ideal común», desprovista de ejecutoriedad legal, es reconocida hoy como la «Carta Magna de la Humanidad», revestida de una autoridad no discutida e invocada por más de sesenta instrumentos internacionales, que conforman un amplio sistema de tratados de obligatoriedad jurídica para la defensa y promoción de los derechos humanos en todo el mundo.
La Declaración Universal de Derechos Humanos ha ejercido una trascendental influencia no sólo en el desarrollo del derecho internacional, sino en el ámbito interno de los Estados. Numerosas Constituciones de países promulgadas con posterioridad a 1948 han proclamado también la intangibilidad de la dignidad del ser humano, y reconocido que la dignidad de la persona «es el fundamento del orden político y de la paz social».
Porque la igualdad de los seres humanos proviene del reconocimiento de que todos compartimos la misma dignidad y la aceptación de que la dignidad humana no se reduce a la lucha contra la exclusión, contra la discriminación o, como ocurriera en el pasado reciente en Chile, contra el terrorismo de Estado y la tortura, sino que involucra otros derechos, como son el derecho a la educación, el derecho a la salud, el derecho a una vivienda digna, entre muchos otros.
La protección de la dignidad intrínseca de la persona humana y el reconocimiento de que los derechos humanos son comunes a todos, nos hablan también de la universalidad y la indivisibilidad de estos derechos. La universalidad proviene de su significación axiológica, de su ética normativa, aun considerando la pluralidad del mundo y las diferencias culturales de los pueblos.
La indivisibilidad constituye un rechazo a la pretensión de jerarquizarlos con el fin de privilegiar algunos en desmedro de otros, en conformidad a intereses sectoriales de gobernantes, regímenes de facto o de ideologías temporales o espirituales. El principio de indivisibilidad de los derechos de la persona — derechos civiles y políticos, sociales, económicos y culturales, derechos medioambientales y derecho a un desarrollo humano sostenible — les hace ser también interdependientes, es decir, la denegación de algunos afecta indefectiblemente el respeto a los otros.
Tan indivisible como los anteriores, el derecho a la libertad de opinión y expresión adquiere una relevancia propia, por cuanto es esencial para el ejercicio y protección de los demás. Aun cuando no constituya un derecho absoluto — el derecho internacional comprende restricciones bajo condiciones excepcionales —, como el de no ser sometido a tratos crueles y degradantes o a ejecución sumaria, al limitarse la libertad de expresión se está coartando el derecho ciudadano a participar en el debate público, a expresar puntos de vista divergentes a los del gobernante o de la ideología dominante.
Hoy que el mundo se ve enfrentado a un proceso de globalización impulsado por una concepción neoliberal, que menoscaba la soberanía del Estado-nación, en que si bien es cierto se respetan formalmente los derechos civiles y políticos, se postergan a veces dramáticamente los derechos sociales y económicos, la libertad de palabra y de expresión a través de los medios de comunicación son esenciales para el fortalecimiento de las democracias.
El artículo 18 de la DU-DDHH se refiere a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. El uso del singular en la frase “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”, indica que se trata de un solo concepto de libertad, de una sola y misma libertad, que establece en primer lugar la separación del ámbito secular del religioso, y que se explicita en tres aspectos fundamentales, aquellos requeridos para otorgar a cada individuo la completa independencia ideológica y religiosa frente a cualquier poder, sea éste político, económico o eclesiástico.
Se trata del reconocimiento de un derecho fundamental, por cuanto protege al individuo frente a sistemas de gobierno, autocráticos o fundamentados en una determinada religión-, propiciando en cambio los Estados laicos, ajenos a todo tipo de discriminación.
Sesenta y cinco años puede ser un periodo breve en la historia de la humanidad. Sin embargo, nuestros últimos sesenta y cinco años han constituido un avance notable en la toma de conciencia de que todos los seres humanos, y cada uno en particular, tenemos los mismos derechos frente al poder. Los atributos de la dignidad de la persona humana, se han ido imponiendo en el ethos social de los Estados democráticos, no solo en el plano moral sino en el legal, cualquiera sea la ideología u orientación de sus gobiernos.
De igual modo,  el compromiso creciente de los Estados con la DU-DDHH y otros instrumentos internacionales adoptados sobre esta materia, encarna una revalorización ética y jurídica del ser humano, incluso más como habitante del planeta que como simple ciudadano de un Estado.
No obstante, junto a grandes avances en las exigencias básicas emanadas de la dignidad, la libertad y la igualdad de las personas, los últimos sesenta y cinco años han revelado también que, no existiendo la voluntad política y una amplia conciencia de participación por parte de la sociedad civil, el respeto a los derechos humanos no es más que una ilusión.
De manera que los derechos humanos no configuran un patrimonio del cual no tengamos sino que esperar pasivamente su respeto y satisfacción. Son y demandan una responsabilidad colectiva para hacerlos cumplir, tanto como la del Estado soberano y la comunidad internacional por protegerlos, respetarlos y fomentarlos. Constituyen además una obligación personal ante cualquier ser humano que se vea trasgredido en sus derechos fundamentales. Porque, sin duda, la dignidad está relacionada también con la solidaridad y la fraternidad (GH).

Laicidad del Estado, espejismo papal


Carlos Leiva Villagrán

Confieso que en la frase que pronunció el Papa Bergoglio en Brasil, reconociendo beneficios en la laicidad del Estado,  me pareció inicialmente entender un posicionamiento diferente de la Iglesia respecto al laicismo, tal  que proviniendo de la nueva máxima autoridad, podría significar una revolucionaria novedad.
Había dicho el Papa, según la información de prensa: "“La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”. 
Tras leerla, me he formulado las dos siguientes preguntas acerca de la expresión "Laicidad del Estado":  
¿Es un concepto nuevo en el lenguaje de la Iglesia? ¿Es acaso la realización del principio de concordia de los seres humanos promovido por el laicismo a través de la neutralidad del Estado respecto a las diferentes opciones de conciencia particulares y de su separación de las instituciones religiosas, agnósticas o ateas? 
En respuesta a la primera pregunta, he verificado que el concepto de "laicidad del Estado" ya había sido utilizado por Juan Pablo II, el 12 de enero de 2004, ante los representantes diplomáticos en el Vaticano,  donde afirmaba que la laicidad del Estado era legítima, señalando además que ella correspondía a la separación del Estado de lo religioso, proveniente de la expresión de Cristo:"Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Es evidente, entonces, que referirse a la laicidad del Estado, y aún elogiarla, no es una actitud nueva en el discurso papal.
Con respecto a la segunda pregunta, resulta de toda claridad que el concepto de laicidad del Estado, en la expresión papal, se refiere a su aconfesionalidad, que no considera a agnósticos y ateos, en tanto que por otra parte tiene la pretensión de validar el hecho religioso como consustancial en la naturaleza humana, y derivar, por consiguiente, la consideración especial que la religión reclama por ello del Estado. Ese es el significado de esta laicidad que "valora la presencia del factor religioso en la sociedad".
Si examinamos, por otra parte, los usos de la expresión "laicidad del Estado" en los pronunciamientos de  la Iglesia nos puede hacer más sentido  lo que está diciendo el Papa. En 2004, Juan Pablo II señalaba: "¡La laicidad no es el laicismo!", dando a entender que la laicidad del Estado no debía confundirse con el laicismo, intrínsecamente incompatible, según la Iglesia, con la libertad religiosa.  
Para Benedicto XVI, el concepto de "laicidad del Estado" adquirió un atractivo especial en el contexto de su proyecto de nueva Santa Alianza con las demás religiones para enfrentar al laicismo. La laicidad del Estado, digamos su aconfesionalidad, significaba, para la Iglesia,  la renuncia a que el poder político formal sea ejercido por  una confesión, cuestión por lo demás prácticamente consensuada en el mundo occidental, pero manteniendo la obligación del Estado con las religiones, consideradas instituciones naturales.  En palabras del papa Benedicto, en discurso a los juristas católicos el 9 de diciembre de 2006: "...la "sana laicidad" implica que el Estado no considere la religión como un simple sentimiento individual, que se podría confinar el ámbito privado.... A la luz de estas consideraciones, ciertamente no es expresión de laicidad, sino su degeneración en laicismo, la hostilidad contra cualquier forma de relevancia política y cultural de la religión". En esta línea, Benedicto acuñaría, en conjunto con Nicolás Sarkozy, en diciembre de 2007 en San Juan de Letrán, la expresión "laicité positive", para distinguir  una laicidad "buena",  que incluye las religiones, y una laicidad "mala" que correspondería al laicismo.
No puedo negar que, en mi desprevención, casi he mal interpretado la frase papal, que  quizás estaba cuidadosamente preparada, precisamente, para provocar este efecto. 
En todo caso, ha bastado una somera revisión de la expresión de Bergoglio para concluir que, una vez más, se trata de un espejismo y nada nuevo hay bajo el sol.

 

sábado, 16 de noviembre de 2013

Elecciones en Chile 2013


Sebastián Jans

Esta semana se realizan las elecciones en Chile, para elegir Presidente de la República, diputados y consejeros regionales, y en la mitad de las circunscripciones electorales, deberán elegirse senadores. Esto se produce en un proceso electoral que, por primera vez, para estos cargos de hace a través de la voluntariedad del voto, ya que se derogó la obligatoriedad legal.
Siendo el voto ahora un hecho basado exclusivamente en la determinación de conciencia, las elecciones de 2013, señalarán objetivamente el nivel de compromiso de la ciudadanía con los procesos de decisión que incumben a todos los chilenos y que definen la calidad de la democracia, y las profundidad de los derechos y deberes que tocan a cada uno de los componentes de nuestra sociedad, al margen de cualquier diferencia.
El intelectual español Fernando Savater, nos recuerda en una de sus obras, que los antiguos griegos llamaban “idiotas”,  a quienes se marginaban de los debates de la sociedad y no ejecutaban sus derechos ciudadanos. Desde entonces tal calificación está asociada a la condición anticonsensual o la incapacidad de debatir sobre aspectos cotidianos. Alguien que se margina de los debates y que no es capaz de dialogar o debatir, será inevitablemente calificado de idiota.
De allí la importancia que, cuando ocurren procesos de decisión tan importantes, como las elecciones de autoridades y representantes, es fundamental tratar de vencer la idiotez de quienes prefieren mantenerse al margen de los debates nacionales, provocando que, en definitiva, sean determinados intereses fácticos los que incidan o tuerzan el interés del bien común.
En Chile, hay poderes fácticos que actúan cotidianamente para producir decisiones que van contra de los intereses de las mayorías, o para avasallar a las minorías, con el arbitrio inmoral de su poder y la impúdica adicción a la hegemonía. Desde el poder económico y las relaciones que de allí se desprenden, inciden cotidianamente en todos los procesos de decisión, generalmente sin que tales actos siquiera tengan un alcance público. Su influencia o sus intereses quedan muchas veces en el ámbito privado de su acción sobre quienes ostentan la calidad de mandatarios de la voluntad popular, y que actúan bajo presión económica, política o religiosa, consolidando procesos de decisión poco transparentes y conculcantes para la institucionalidad democrática y republicana.
De allí la importancia de la participación ciudadana en las elecciones a realizarse esta semana en Chile, ya que hay muchos aspectos y muchos temas que la ciudadanía debe incorporar como cuestiones relevantes, ya que objetivamente no da lo mismo respecto de quien sea electo Presidente de la República, senador, diputado o consejero regional.
Si pensamos que da lo mismo, quien ejerza alguno de esos mandatos electorales, obviamente seguiremos teniendo de lo mismo. Seguiremos teniendo educación según la calidad que cada cual pueda pagar, nuestros hijos seguirán siendo discriminados según sus proveniencia social, nuestras libertades personales seguirán siendo tuteladas por visiones exclusivistas, la desigualdad seguirá siendo la lacerante herida abierta en el corazón de Chile, algunos poderosos seguirán tratando de determinar lo que en conciencia a cada cual le corresponde discernir.
El ejercicio de la ciudadanía es fundamental, por lo tanto, para establecer cuáles son los énfasis que las personas quieren respecto a todos los  problemas que tienen alcances en su vida y en la de las comunidades en que se desenvuelve (laborales, vecinales, comunales, regionales, etc.).
Hay un conjunto de temas que afectan a las personas, que algunos califican distorsionadamente como “temas valóricos”, y que corresponden objetivamente a temas de salud, de educación, a necesarias políticas públicas, y derechos individuales consagrados por las convenciones internacionales, que deben ser resueltos en el próximo periodo presidencial y legislativo. Hay cuestiones impostergables en la propia institucionalidad republicana y democrática, que deben ser resueltas de una vez por todas.
De allí la importancia de participar aún desde la condición de minoría. Si los derechos y aspiraciones de las minorías son nítidamente expresados, obviamente que se establece la necesaria vindicación de sus demandas y aspiraciones, y la necesidad de que ello sea un dato en las tomas de decisiones. Ello sobre la base de que, una verdadera democracia, establece el derecho de la mayoría a gobernar, pero también establece la obligación de considerar aquellos aspectos que definen el interés de la minoría y el derecho a no ser avasallada.
Las sociedades modernas son una compleja composición de minorías, en todos los planos de la construcción de identidades particulares y segmentarias. Quienes piensen que las sociedades modernas son uniformes y monolíticas carecen de una visión objetiva sobre lo que ocurre en los procesos culturales,
Nuestro llamado desde el libre pensamiento es que, cuando vote, hágalo por aquellos candidatos que representen de mejor forma el respeto a la diversidad, a la democracia, a los derechos individuales, al pensamiento libre.

 

 

jueves, 11 de julio de 2013

PUBLICACIÓN DE LIBRO LAICISTA

En el Club de la República, en Santiago, fue presentada la edición digital del libro “Temas del Laicismo Chileno”, que reúne un conjunto de artículos y ensayos publicados en más de 20 años de difusión del pensamiento laicista chileno, por Sebastián Jans, miembro de del comité editorial de la revista digital Iniciativa Laicista. El libro incluye también dos trabajos inéditos.

Participaron en la presentación del libro el ex parlamentario y ex alcalde de Temuco, Camilo Salvo; el académico y ex Subsecretario de Salud, Patricio Silva; y el abogado y presidente de la Corporación Ilayra, Eulogio Baeza. La conducción de la ceremonia estuvo a cargo de Ricardo Véliz Piña. Dentro de los invitados, de manera destacada, se pudo constatar la presencia de destacados miembros de la Orden Masónica y la Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de Chile.

El autor ha escrito en diversos medios nacionales, desde la desaparecida revista “Hoy” hasta el Portal web de Radio Portales, donde actualmente tiene una columna de opinión. De sus columnas publicadas en esos medios, se seleccionaron aquellos que tenían un claro perfil laicista, para dar forma a este volumen de más de 300 páginas de indudable interés para quienes reconocen una identidad laicista en la sociedad chilena.

La presentación de una edición digital de un libro, es un suceso nuevo en Chile, que tiene antecedentes en otros países, y que marca una nueva tendencia que será creciente, en la medida que la lectura digital está reemplazando de manera creciente a la lectura en papel.

De esta forma, el libro “Temas de Laicismo Chileno” se inscribe en una nueva tendencia tecnológica que está impactando de manera significativa en la cultura del siglo XXI.

Los asistentes a la presentación recibieron un díptico en que se reseñaba el libro, y donde estaban los links correspondientes para su ubicación en la biblioteca digital Scribd.

Nuestros lectores pueden acceder en forma gratuita al libro y descargarlo a su computador o tablet. El link correspondiente es:

Revista "Iniciativa Laicista"



 La revista chilena “Iniciativa Laicista”, que se reparte entre más de 12.000 lectores.
Ahora sus lectores pueden acceder directamente a sus contenidos y a cada número, en el sitio http://es.scribd.com/.

Considerada la biblioteca en línea más grande del mundo Scribd es uno de los medios de exposición de ideas y desarrollos textuales más atractivos para difundir lo que la sociedad global quiere expresar. Invitamos a los laicistas chilenos y latinoamericanos a conocer esta revista que ha llenado un vacío en las publicaciones chilenas.

Los link correspondientes son:
Número 7
Número 6
Número Especial 2
Número 5
Número 4
Número Especial 1
Número 3
Número 2
Número 1