Uno de los problemas más importantes de Salud
Pública en Chile ha sido el aborto provocado y sus complicaciones. Esto se
arrastra desde la Colonia. En el informe de la primera visita que hizo el
médico enviado por la Corte de España, a las colonias en el Nuevo Mundo,
comentaba de la Capitanía General de Chile: “Los partos en Chile
no son atendidos ni siquiera por los carniceros”; y reporta una muy alta
mortalidad de madres y niños. Agrega además que le llama “la atención de la
cantidad de abortos provocados en especial en el sector de La Cañada”, en
lo que actualmente corresponde al barrio de Independencia y Recoleta de
Santiago, al otro lado del río Mapocho.
La conducta abortiva de la población chilena
es cultural y no tiene raíces claras. Los colonos españoles tenían conceptos
religiosos católicos y las conductas de los autóctonos del norte, centro y sur
de Chile no son abortivas. La migración europea no hispana, que se inicia en
los inicios de la república con la colonización alemana en las tierras del sur,
fue más bien natalista. No se detectan otras influencias que expliquen este
fenómeno.
¿Cuál es el impacto del aborto? Esta simple pregunta genera
una serie de posiciones encontradas en las cuales se mezclan los mitos, las
falsas creencias y las expresiones de ideológicas y morales de las más variadas
posiciones religiosas. Esto último ocurre especialmente en países donde el tema
se ha negado para su discusión y donde la tradición de los derechos humanos
tiene antecedentes de haber sido conculcados.
Basta que esta pregunta sea por razones
directas, como ocurre con la discusión de la interrupción de los embarazos por
causas de salud de la mujer, o por inviabilidad fetal, por malformaciones
embriológicas o genéticas severas o malformaciones que condicionan una
viabilidad muy limitada después del nacimiento. Puede ser por razones
indirectas como ocurre la discusión de la licitud de fármacos anticonceptivos
que previenen el embarazo, pero que para muchos son abortivos, como ocurre con
la anticoncepción hormonal de emergencia o Píldoras Anticonceptivas de
Emergencia (PAE), a pesar de todas las evidencias científicas existentes
de su acción farmacológica previa a la fecundación. Esta última
experiencia ha ocurrido en Chile en los últimos 10 años, desde el 2000.
Por otra parte, se argumenta que efecto sobre
la mortalidad materna por aborto se controla con buenos sistemas de atención,
como ocurre en Chile, y que por lo tanto ya deja de ser un problema importante,
o bien que los egresos hospitalarios por complicaciones del aborto se mantienen
en una proporción estable sin aumentar notoriamente y, por lo tanto, es posible
de absorber por el sistema de Salud sin grandes conflictos y deja de ser un
problema de Salud Pública.
Dado que el tema es muy desconocido y se
mezclan conceptos, es indispensable que toda la población sea informada
adecuadamente con objetividad y con respeto a sus creencias o prácticas
religiosas, y ampliar la respuesta respecto al impacto del aborto y ampliar la
visión del problema. El objetivo de la publicación se explica así como una
necesidad satisfecha.
Los aspectos aquí
sintetizados, se expresan extensamente en el número especial de Revista
"Iniciativa Laicista", dedicado exclusivamente al informe
"Aborto en Chile. Mitos y Realidades" del profesor Ramiro Molina,
realizado especialmente para esta publicación:
El autor es Médico Cirujano,
titulo obtenido en la Universidad de Chile en 1965. Es especialista en
Ginecología y Obstetricia, Ginecología Pediátrica y de la Adolescencia y Master
in Public Health, con especialidad en Dinámica de Población en la Universidad
de John Hopkins.
Se ha desempeñado
internacionalmente como Director del Programa Regional de la OIT en Seguridad
Social y Salud materno Infantil para Latinoamérica y el Caribe, asesorando a
casi todos los países de la Región, con sede en San José de Costa Rica
(1973-1976). Asesor temporal de la OPS /OMS, FNUAP y UNICEF. Miembro extranjero
del Directorio del Instituto Alan Guttmacher de EE.UU. (1997-2002), Presidente
de la Asociación Latinoamericana de Ginecología Infantil y de la Adolescencia
(1993). Director del Examen Internacional de Ginecología Infantil y de la
Adolescencia IFEPAG de la Federación Internacional de Ginecología Pediátrica y
de la Adolescencia (FIGIJ), ejerciendo la presidencia en el periodo 2007-2010.
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