jueves, 16 de abril de 2009

El Mundo Ideológico






Francisco Cordova

Las ideologías son un grupo de ideas articuladas dentro de un marco estructural (diseñado por la misma ideología) cuyo fin es ofrecer un mecanismo que regule, organice y proyecte una faena, tanto individual como colectiva, hacia el o los objetivos que fundamentan la misma ideología. Podemos comprender que las ideologías generan estructuras para autoperpetuarse, donde la reafirmación de sus tesis, fundamentos y designios son la razón de su existencia misma. La comprobación del resultado de una ideología es la meta final y al mismo tiempo es el inicio de un nuevo ciclo de análisis, ensayos y propuestas de la misma.
El monómero del polímero ideológico son las ideas, de carácter netamente colectivo, a pesar de que cada individuo puede sentir que son propias y exclusivas, pero como su manifestación requiere de la interacción humana, por lo general las ideas se enfrentan o se unen en la sociedad misma y estas tienden a aglutinarse entre similares, lo que genera una masamorra de conceptos y principios que en ese conjunto interactivo y dinámico, son aceptadas como normas o leyes culturales y que luego al poco tiempo comienzan a mecanizarse y estructurarse como una verdad y un sentido.
Hay ideologías de diferentes matices; las espirituales, las políticas, las económicas, algunas antropológicas entre otras. Cada una de ellas son una maraña de conceptos emparentados entre ellos, que de alguna manera giran entorno a una concepción macro del cómo debe ser el futuro y por dónde dirigirse hacia él.
Debido a su carácter autopoyético (si me permite Don Humberto Maturana referirme de tal manera a esta autoconstrucción constante de estructura perpetua) las ideologías no permiten de buenas y primeras las concepciones y objetivos de otros grupos humanos que ha delimitado su propia maquinaria fundamental para transitar por la vida.
No sólo quedan excluidas las personas que adoptan una maquinaria ideológica ajena a la establecida por la mayoría, sino que también esta mayoría ideológica excluye de la interacción social a quienes se niegan a unirse a una maquinaria que propone o impone el cómo debes vivir la vida, la muerte, el para qué existes y el por quién existes, y podemos llamar a estos sujetos como libre pensadores.
Acá se abre entonces las puertas para que ingrese un nuevo término a nuestra interacción humana, la exclusión. Que sería en términos sencillos la separación de un individuo o un conjunto de ellos de la maquinaria ideológica asumida por la mayoría.
Esta realidad penosa que momifica la innovación y progresión ideológica es una realidad cotidiana.
La Democracia es una herramienta que permite generar algunas alteraciones en el paradigma ideológico predominante. Pero ya sabemos que existen distintos niveles de democracia. Decir que se vive en democracia es un discurso político correcto e ideológicamente integrador porque te suma a la cultura dominante de las masas. Pero que se practique tal es una cosa muy distinta.
La democracia es el dominio y control sistémica de una ideología mayorista por sobre las minorías. Da curso al rumbo de la vida de las poblaciones en sus más variados matices, pero que en teoría permite la cabida a voces disidentes y/o a alternativas ideológicas dentro de esta maquinaria autoperpetuante que paradójicamente usa toda la estructura política creada por el hombre social (en base a principios de libertad e igualdad como dice la norma social vigente) para su propio beneficio y permanencia.
Lo anterior parece que no tendría fin y la perpetuidad sería la única nota en el concierto de la historia, y que ya estaría establecido el control sobre las masas desde el origen de la primera ideología mayoritaria, pero para bien o para mal esto no ocurre.
Cómo es posible que una maquinaria que está diseñada sobre si misma para mantenerse como tal independientemente de la intervención de agentes disímiles, pueda en algún momento derrumbarse hasta prácticamente desaparecer del colectivo. La respuesta a esta interrogante es simple y múltiple.
Primero, el ser humano no interactúa en una ambiente perpetuo, sino que independientemente de las ideologías, nuestro habitad natural puede jugar una mala pasada al paradigma establecido y modificar de un tiempo a otro las relaciones entre la humanidad y su entorno. Si la ideología dominante no es capaz de movilizar sus herramientas para adaptar este nuevo escenario a sus dominios, se produce un quiebre en el status quo que puede ser la mecha que desencadene una modificación medular de la concepción del vivir de la sociedad provocando el derrumbe o desprestigio de los signos dogmáticos tradicionales.
El segundo motivo, es la naturaleza cambiante propia del organismo humano, que se manifiesta en un estar en el tiempo diferente en cada minuto que pasa. Biológicamente en cada instante nosotros vamos renovando nuestras células, cambian los gases en nuestra sangre, nuestras neuronas perciben en cada instante señales nuevas, que se van sumando o desechando según nuestro interés, nuestro subconsciente analiza, procesa, grava, une y bloquea cientos de señales. Esta cambiar propio del organismo también se manifiesta en la cognición de algunos individuos que sufren de cambios constantes es sus pensamientos, en sus ideas. Cuestionan lo establecido, buscan pruebas, viven por medio de la razón y no por medio de la creencia ciega, son críticos y analíticos, buscan el porqué de las cosas sin conformarse con un simple “porque si”.
Para estos individuos las ideologías no son más que alimento para sus mentes cambiantes, hiperquinéticas y progresistas, no aceptan presiones de ningún tipo que quieran prohibir y detener su virtud emancipadora y cuestionante.
La libertad de poder usar nuestras mentes es la única que no pude ser reprimida por la acción de la fuerza. Por eso los humanos hemos diseñado mecanismos de control mental que se confundan con el pensar espontáneo de nuestra naturaleza cambiante, esta infiltración ideológica se mezcla con los temas valóricos, con nuestra moral y su ética, usa lo aún desconocido por el hombre como medio de transporte para esta inoculación de invalidez mental.
Los avances en psicología y en la neurociencia, han sido utilizados por las ideologías actuales como útiles herramientas que dan indicios del cómo hacer más permeables y frágil la razón humana para sumarla a la mazamorra de creencias y objetivos del paradigma actual que inteligentemente se entremezclan con los conceptos propios de los individuos, que son especialmente frágiles y pobres de contenido en las personas que han recibido una mala preparación cognitiva durante su proceso educativo.

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